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¿A cuantos personajes históricos recononces?
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martes, 5 de octubre de 2010

"Matarás a quien yo mate, profanarás lo que yo profane y te comerás a quien yo me coma"


Y parece un papa el angelito


Si miramos encima de ese país lleno de gente llamado China, veremos que hay un terruño un tanto pelao llamado Mongolia.
A ojos de occidente, no es mas que eso, un barrizal montañoso lleno de gente que habla raro y con ojos de resaca. Pero en realidad, uno de los grandes personajes históricos mongoles es el mismísimo Gengis Khan, del que hablaremos en esta entrada.

Este personajillo que acabó convertido en mandamás, nació, no como rey, ni como príncipe, y ni siquiera como pobre, lo cual le da siempre mas gracia al asunto. No, nació en una familia de nobles, simples y sosos, bajo el salado nombre de Temüjin. Ala, un nombre to complicao, con diéresis y todo para que el niño tenga una infancia puta; gracias mamá de Temüjin. Con o sin nombre ridículo, la infancia del chaval no es que fuese para tirar cohetes. Su padre, un hombre de alto standing en el clan Borjigin, tomó un vaso de té con altos niveles de matarratas por cortesía de unos alegres conquistadores llamados los Tártaros. Como no habían guardado ni un clavel en el calcetín y la madre del chaval lo único que sabía hacer era poner nombres feos, el chollo de nobles se les agotó.
Temüjin and comany (sus seis hermanos y su madre) pasaron de la riqueza a la miseria, pero, como hablamos de antiguo régimen, todavía, por lo menos, les quedaba el título de nobles, que atesoraban con cariñito entre basuras y verduras podridas.
Como es de suponer, si te matan al padre y te quitan todo de golpe así de golpe, acabarás por sacar a la luz tus instintos sádicos y psicópatas.
Como aquello de la fuerza del uno todavía no había cuajado, Temüjin se hizo un club de amiguetes que mas tarde acabarían siendo su guardia imperial.
Para poder saciar sus ansias asesinas, la alegre compañía de Temüjin fue aceptada como ejercito de reserva de Togrhul, un ex-aliado de su padre.
Mas tarde, tras salvar a su esposa (joe con el niñato) de todo un clan, empezó a ver que eso de arrasar ejércitos se le daba bien, por lo que muchos clanes se aliaron con él.

Mas tarde, los chinos (si,si, los de abajo) empezaron a ver que los mentados Tártaros (a los que hemos comentado fugazmente así como si nada) estaban empezando a tocar demasiado las asiáticas narices, así que China ofreció a los clanes mongoles oprimidos por los Tártaros la opción de vengarse. Mongolia y China lucharon contra Tártaros, osea, que si Temüjin era Mongol, y Mongolia participó en la guerra… ¡Temüjin luchó contra ellos!
Los Tártaros fueron derrocados, pero para que no se quedasen así tan tristones, se les dedicó una salsa, la tártara en concreto.
Pero a Temüjin se le había salido demasiado la cadena. Mandó matar a todo varón tártaro mas bajo que el eje de una rueda de carromato. Solo los bebes y los viejos muy encorvados se libraron. Pero al nene no había manera de tranquilizarlo ¡Quería mas!

Ansiao de tener mas, alió todos los clanes mongoles con el lema de “Lo tomas o lo dejas”, aunque claro, cuando dice dejar se refiere a seguir viviendo. A punta de espada, Temüjin se hizo con Mongolia, para mas tarde ir contra China (haciendo una visitita por Pekín). Y bueno, ya que hemos llegado hasta aquí, pues venga, a por Persia también, que cayó como todos. Temüjin se cambió el nombre por el de Genghis Kan, o en mongolés, Señor de todo, pa intimidar. Eso si, su madre mas toca huevos que una zarza en el calzoncillo, no tardó en llamarle Genghisito, con lo cual Temüjin ganó un curioso apodo entre los hombres.
Por lo que se cuenta, Kan era tan cabrón que cuando dos generales entregaron a su líder, enemigo jurado de Kan, traicionándolo con tal de asegurarse un puesto en su ejército, este dijo que si eran capaces de entregar a su líder, no le valían. Así que espadazo en la nuca y a otra cosa. El líder pidió por su parte una muerte sin sangre, noble. Kan, que le había dado su palabra, le partió la columna con mucha finura y educación.
Pero claro, a todos nos llega la hora de finar, así que un día de 1227 el cabroncete estiró la pata. Eso si, no vayamos a pensar que las ansias de matar del niño psicópata se habían disipado muerto. No señor, mató hasta muerto.
Como su muerte no debía hacerse pública hasta que su hijo Ogodei (nombre puesto por la madre de Kan) subiese al trono, mientras transportaban el féretro nocturnamente, si alguien les veía (que les vieron) les daban matarile.

Como vemos, Genshisito fue un cabrón en toda regla, excepto, claro esta, para los mongoles, que les vino como hilo al dedo.

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