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¿A cuantos personajes históricos recononces?
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domingo, 2 de mayo de 2010

A hostias por la tarta



Bien, pegamos un salto a 1914, no existe la tele, no existen los móviles y no existe Internet (no gilipollas, no hace falta que apagues el ordenador). En capítulos anteriores de la historia de Europa, todo iba como la seda. Los países europeos habían empezado a realizar una cosita inventada siglos atrás llamada Imperialismo. Por si alguno no lo sabe, esta palabra podríamos definirla como: “Como yo tengo el ejercito mas grande, te voy a andar exprimiendo como una naranja hasta que me salga de los huevos”. Los europeos habían llegado a lugares como África, habían realizado un exterminio en toda regla y habían puesto allí sus casas y gaitas donde antes estaban los nativos. El motivo de esta alegre empresa era poner en práctica un excelente sistema económico consistente en : “Tu curras, yo cobro y tu vuelves a currar”.
¿Un sistema ideal, no? Cualquiera diría que no hay fallos. Sin embargo, como bien dice el dicho, la codicia rompe el saco.
En este caso, lo que se rompió fue la tranquilidad.
En Europa los principales países que practicaban el Imperialismo eran Inglaterra, Francia, Alemania, Italia y Rusia. Ninguno tenía realmente nada que ver con los demás, así que cada uno vivía feliz comiendo por un lado de la tarta sin saber del otro. Eso si, si pones a 5 países a comer de la tarta de África, en algún momento llegarán al centro donde los dientes de todos se encontrarán, formando un silencio muy incómodo.
Bien, se podría decir que esto pasó cerca de 1900.
Por acuerdo común (La conferencia de Berlin) todos se comprometieron a dejar el centro como estaba. Eso si, querido lector, una firma de político vale menos que una copia ilegal del top-manta.
Mirando todos lo que quedaba de tarta, el hambre rugía. Cuando he dicho antes que ninguno tenía nada que ver, puede que halla mentido. Francia empezó a recordar que Alemania le había dado bastante por saco que anteriormente le robase la lata de pistachos llamada Alsacia y Lorena. Así, como ninguno se creyó del todo que ninguno iba a comer tarta, empezaron a comprarse bates de beisball para cuando alguien inflingiese la norma. También empezaron los acuerdos estilo: “Cuando Alemania pegue un mordisco, le damos con el bate los dos”. Finalmente las potencias se aliaron en dos grupitos, los buenos (al menos eso nos quiere hacer creer Holliwood) llamados La Triple Entente, formada por Gran Bretaña, Francia y Rusia y los malos (esos que cuando salen en las pelis tienen musiquita de malos malosos) llamados La Triple Alianza, formada por Alemania, Austria-Hungria (que también quería tarta) e Italia.
Así, lo que había empezado con bates acabó con el descubrimiento del gas mostaza( no, no probéis a ponéroslo a las salchichas que os morís asfixiados), el avión militar y el tanque.
Total, que aquello estaba cada vez mas chungo. La tarta cada vez estaba mas melosa y cada vez daban mas ganas de probar las armas (no vaya a ser que sean defectuosas y se caduque la garantía)
Pero las agonías se acabaron un bonito día de verano. Un tío llamado Francisco Fernando de Austria (con todas las letras), que iba a relevar a su tío en la vigilancia de la tarta, fue asesinado por un piltrafilla mientras visitaba Sarajevo (que si que si, esa chorradita fue el famosísimo incidente de Sarajevo ¿Qué esperabas, acción, sexo y rock and roll?). La cosa fue que entonces Austria-Hungría vio una oportunidad para probar las armas y dijo: “Mira que le pego un mordisco”
Rusia, que se puso chula, dijo que nanai, así que con la chorrada, se empezaron a dar de leches, haciendo unirse al resto de países. Eso, damas y caballeros, fue el inicio de la 1ª guerra mundial. ¿Poco emocionante?

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